En el Camino de Santiago nos encontramos siempre con flechas amarillas. Se encuentran en los momentos más importantes del Camino: en las encrucijadas donde la duda nos asalta y no sabemos por dónde ir. Otras veces aparecen después de un largo trecho recorrido y nos confirman que seguimos la senda correcta. ¡Ojalá la vida estuviera llena de flechas amarillas! ¡Ojalá contáramos con indicaciones más claras en los momentos de duda, con signos que nos confirmaran que vamos por buen camino! Pues, lo que pasa es que no las vemos, aunque están ahí, y muchas veces pasamos de largo sin percatarnos de su presencia. Por eso, te hemos puesto aquí algunas flechas amarillas de la vida, para que avances en tu camino por una dirección determinada. Así, podrás orientarte, tener una dirección y un sentido, lo cual es una necesidad humana fundamental.
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